ENCICLOPEDIA CONTEMPORANEA DEL AZAR

La enciclopedia como herramienta de organización del saber humano nace a mediados de 1700 y podemos decir que alcanza su cumbre al final del siglo pasado, entre los años 50 y 80 en los que no hay una casa que no tenga una híper acumulación de enciclopedias. Era el símbolo y síntesis del conocimiento humano. La aparición de la informática provoca un giro copernicano y en la actualidad ni siquiera las librerías de viejo admiten enciclopedias, sólo se compran por su peso.


La visión fragmentada de la realidad  es un fenómeno que abarca todas las facetas del ser humano.

Todo el conocimiento tiende a ser dividido en especialidades que se consideran "por natura" separadas unas de otras y, aunque se intentan tender puentes entre unas áreas, el resultado suele ser tachado de inconsistente o incoherente por no ser capaz de englobar las disciplinas en un todo.

La Enciclopedia Contemporánea del Azar consiste en una instalación formada por series de libros que crean una enciclopedia única reorganizada a base de libros de saldo, libros abandonados y libros olvidados. Un trabajo sobre un material que ha perdido su valor económico, cultural y afectivo planteando una reelaboración, dándole una nueva funcionalidad.

La Enciclopedia Contemporánea del Azar está organizada por secciones temáticas. Lo que propone Vallaure es una azarosa combinatoria de materias que provoca un nuevo tipo de conocimiento asociativo. Se pretende con ello generar nuevas e impensables maneras de establecer conexiones entre saberes distintos, entre compartimentos tradicionalmente estancos y ver y analizar lo que sale de ahí.

Así pues esta exposición se concibio como una instalación resultante de un proceso de arte de acción editorial. Su organización por secciones plantea que el acercamiento a los distintos saberes es muy distinto y esto en general no se tiene presente, al menos de forma consciente. El tema elegido, la sección, marca el punto de partida de la lectura. Cuando se habla, por ejemplo, de “Mecánica” (Sección 07) se ha de leer desde esa perspectiva, de lo que se pone mecánicamente en marcha, los engranajes, el movimiento, la funcionalidad, el reposo y su evolución en el tiempo. Cada sección tiene así su propia lectura; un abordaje, una aproximación, una actitud del lector 
que se pretende diferente en cada caso.

Este proyecto concibe una galería de arte como una biblioteca en la que cada libro es, debido al azar, único, irrepetible e impredecible. Para disfrutar o ver el trabajo es imprescindible hojear los libros; para hojear un libro el tiempo que se necesita es diferente al tiempo de ver una exposición en una galería. El tiempo de la biblioteca es diferente al tiempo de la galería. Hojear implica sentarse, dedicar un tiempo a manipular un objeto, estimular una secuencia.

Mientras duró la exposición, el supuesto bibliotecario, en este caso Vallaure, realizó su trabajo “bibliográfico”, de investigación creativa, recuperando todo ese material inservible y dándole una segunda oportunidad. Es aquí donde entra en juego el azar, el que confiere sentido a la obra. El azar está en los libros que se hallan, pero también en la mezcla que se hace; en ese sentido es un azar dirigido u orientado, que enfrenta dos entidades a priori separadas. La unión de compartimentos estancos enfrentados siempre desconcierta. Y es desde ese desconcierto donde se configura una nueva estructura que permite establecer una nueva visión del conocimiento y más allá de lo que entendemos por cultura.